OSTRACA, el impulso de la creatividad.
Ostraca, de «ostrakón» (gr.; originalmente significa «concha de ostra»; más tarde pasó a designar «fragmento de tiesto»):Fragmentos de vasos cerámicos rotos que se aprovechaban para varios fines, entre ellos el de escribir con tinta sobre ellos notas de diversos caracteres.
Los antiguos ostracas sirven para dar voz al egipcio de a pie que se expresaban en ellos sin tapujos; el coste del papiro no permitía que se utilizara este soporte para notas que no fueran oficiales, para dibujos explicativos o satíricos y, mucho menos, para el aprendizaje de la escritura jeroglíficas. Se han encontrado en estos fragmentos imágenes que sorprenden por su frescura y contenido, alejados del hieratismo de la corte como de las limitaciones impuestas por la ideología dominante. La creatividad, desde hace siglos, se escapa inevitablemente a toda convicción, a cualquier doctrina, al más férreo de los sistemas.
Para Pablo Lecroisey, la creatividad en su sentido más amplio, se mueve entre la expresión más personal y el azar, alejándose de los artificios academicistas de las normas impuestas. Y es que desde los años 40 la teoría se ha hecho indispensable para enfrentarse al hecho artístico, alejando a espectador y crítica de la pulsión más primitiva del impulso del creador, la libertad expresiva sin dobleces ni hipótesis. Parece que ya no somos capaces de juzgar una obra de arte por sí misma y en ocasiones nos empeñamos en explicarlo con filosofías artificiosas, castillos en el aire comparables en su fantástico refinamiento a la escolástica medieval y conceptos tan prolijos como difusos, cuando la solución es mucho más sencilla en el caso de Lecroisey; las imágenes fluyen espontáneamente a través de la emoción y el gesto intuitivo, apoyadas por una fértil imaginación, buscando siempre la complicidad del espectador.
El devenir constante de la vida nos hace plantearnos qué es lo que debemos valorar como realmente importante. El auténtico albedrío que otorga la felicidad, lo encontramos en el disfrute del momento, el instante, ya que la vida es solo una gran oportunidad. Únicamente a través de lo que sentimos en cada momento inmediato podemos llegar a conocer nuestro verdadero yo. A partir de esta idea la obra de Lecroisey, logra plasmar toda una serie de sensaciones surgidas desde la intensidad de cada segundo vivido, llegando a transmitir experiencias vitales que en ocasiones son increíblemente profundas, ya que sus fotografías presentan una gran carga emocional y logran entablar con el espectador un diálogo en el que lo involucra en el ímpetu de la libertad artística, ya que las fotografías de Lecroisey, son imágenes concebidas bajo el impulso creativo de la poesía visual que se expresa además en la composición y el manejo de la luz.
El arte aleja al artista de la realidad para que pueda después enfrentarse a ella, la libertad creativa de Lecroisey, tal y como podemos ver en la exposición Ostraca es su vehículo de expresión; la tenaz determinación y resistencia que le impulsan a avanzar guiándose sólo por su instinto estético determina sus estructuras personales, la luz de sus maestros predecesores se transforma en una estrategia crítica que implica una actitud de revisión, de relectura de lo dado. En definitiva, es la liberación del ingenio en el estampido de sus imágenes.
Elvira Rilova
Acelerador de artistas
