Los gritos del Prado

The shouting of Prado

Los gritos del Prado
por Pablo Lecroisey

Texto escrito por Natalia, una de las integrantes de la experiencia, me acompañó desde el inicio cuando sólo era una idea.

El humanismo, enfocado no solo como movimiento, va más allá en su aseveración como fe en la dignidad del hombre. Es un concepto que ha ido cambiando, evolucionando y transformándose a lo largo de los siglos. Su huella puede verse reflejada en cuadros y diversas representaciones artísticas.

El humanismo, enfocado no solo como movimiento, va más allá en su aseveración como fe en la dignidad del hombre. Es un concepto que ha ido cambiando, evolucionando y transformándose a lo largo de los siglos. Su huella puede verse reflejada en cuadros y diversas representaciones artísticas.

El artista Pablo Lecroisey se siente atraído por la idea del historiador del arte como humanista cuya materia prima son los testimonios o huellas del hombre que han llegado hasta nuestros días en forma de obras de arte. Algunos de los cuadros que le han servido de inspiración son al mismo tiempo portadores de una inmensa simbología: “El Laoconte” del Greco; “el Aquelarre” de Goya; “Juana la Loca” de Francisco Pradilla Ortiz; y “La muerte de Séneca” de M. Domínguez Sánchez. Cuadros todos ellos alojados en el Museo del Prado y que el artista ha empleado para componer en su foto los motivos que dan forma a las distintas alegorías.

Las representaciones recogidas en esta obra encarnan ideas universales, que de alguna manera forman parte de lo que podríamos llamar el ‘inconsciente colectivo’. Un mar de gente que simboliza la sinrazón, el caos (plano inferior de la consciencia); en contraposición con las figuras que en esa misma situación están en equilibrio, se encuentran en armonía (plano superior de la consciencia).

Los arquetipos representados en esta foto, transmiten la sensación de aquello que verdaderamente nos hace evolucionar:

• Meditación (Espiritualidad).
• Música (Artes).
• Compasión (Valores Humanos Universales).

Estas figuras principales, contrastan profundamente con las imágenes generales (de sufrimiento, desorientación, pérdida…), que narran el perpetuo fluir desde las profundidades, dejando una puerta a la esperanza: un aumento de la consciencia conduce de lo inferior a lo superior, la idea de que todos podemos lograrlo.

Los referentes empleados tienen un claro valor simbólico:

El Ahorcado: Misticismo, continencia, sacrificio. Suspensión espacial, aislamiento místico que lo libera de las influencias ordinarias, terrenales. El pañuelo que lleva en el pie, de color amarillo, representa una extraña horca que deja claro que este personaje pende de su propia doctrina con tal convicción que cuelga de ella toda su persona.
Las monedas de oro que se derraman por la mesa aluden al tesoro de los bienes espirituales. Tesoro escondido o difícil de encontrar, que se alcanzaría con la iluminación suprema.

El Cuadrado: Expresión geométrica de la cuaternidad. Su carácter estático y severo significa organización y construcción. En contraste con el modelo ternario, que implica actividad y es más dinámico. Los cuatro elementos; las cuatro estaciones; las cuatro edades de la vida; pero sobre todo, los cuatro puntos cardinales, suministran orden y fijeza al mundo. Simboliza la organización material, terrenal.

El Tarot: Como obra que resume todas las ciencias y cuyas combinaciones infinitas pueden resolver todos los problemas, es un instrumento alegórico.

Dragón y la serpiente: Lo animal por excelencia, en relación con la idea sumeria de animal como enemigo. Intermediarios en las potencias cósmicas, entre las fuerzas distribuidas según los tres estadios esenciales del simbolismo de nivel. Algo terrible que vencer. Según los agnósticos, es el camino a través de todas las cosas. Relacionado con el principio del caos (nuestro Caos o Espíritu es un dragón que todo lo vence). La serpiente como símbolo por antonomasia de la energía, de la fuerza pura y sola. Poderes protectores de la fuerza de la vida y de la inmortalidad, así como de los bienes superiores simbolizados por los tesoros ocultos. Seducción de la fuerza por la materia, la persistencia de lo inferior en lo superior, principio del mal inherente a todo lo terreno, aludiendo a lo primordial, a los estratos más primitivos de la vida.

 

Referencias bibliográficas

Diccionario de símbolos

Autor Juan Eduardo Cirlot; Editorial: Siruela.

Filosofía y cultura

Autor Moisés González García; Editorial: Siglo XXI.

Kybalión

 

Bruno Rascão ©

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