We are all doctors
by Pablo Lecroisey, is a reinterpretation of the “Christ Among the Doctors” by Albrecht Dürer
En esta obra tiene como peculiaridad la subjetividad compartida. A nivel conceptual sigo la teoría modal del filósofo español Jordi Claramonte y el proceso en su relación con el espectador, el ente social sigue sustentando la carga estética. A continuación adjunto parte de la entrevista que realicé para el blog de arte “Arte a un click” con el que colaboré para llevar a cabo la obra.
¿Cómo surge la idea de realizar concretamente una revisión de un cuadro como Jesús entre los Doctores?
Este trabajo nació gracias a la influencia que hoy en día ejercen las TIC (Tecnologías de la información) en el mundo de la cultura y la creación. Es lo que se conoce como un proyecto web 2.0.
La idea de re-visitar este cuadro en concreto no fue mía. Fue de José Luis Tascón, más conocido en las redes como @DigitalBourne. Me contactó a través de Twitter y me dijo que había conocido mi trabajo en internet, habiendo quedado gratamente sorprendido. Por lo que recuerdo, me dio a entender que había asistido a una conferencia en el museo Thyssen de Madrid donde se analizaron en profundidad los elementos simbólicos de la composición y el carácter conceptual de la misma, despertando en él una curiosidad y admiración especial. No sé si había sido la primera vez que se acercaba a una obra de arte de esta forma, el caso es que le marcó profundamente, lo suficiente como para animarse a escribirme y proponerme que hiciéramos una revisión de la misma ya que, viendo mi trabajo, pensaba que era el fotógrafo indicado.
En un principio no tenía ningún interés en reproducir la obra de Durero y mucho menos de forma literal. Cuando me acerco a obras de arte del pasado lo hago porque necesito rescatar algo que me ayude a escribir en el presente y eso suele ser a nivel compositivo, cromático, simbólico o similares. Los sentimientos que llevaron a materializar esa obra de arte yo no puedo usarlos 510 años después y no me estimulan para hacer una nueva obra de arte. El trabajo de Durero, a priori, no me interesa más allá de un punto de vista didáctico. Lo que me interesa son las personas, en especial nuestros sentimientos, que son los motores a la hora de generar un movimiento, de crear. De primeras no le dije que no a José Luis, la forma en que había sucedido todo merecía mi atención, accedí a que habláramos por teléfono y cuando le escuchaba prestaba especial atención a sus palabras, analizando los tonos de voz minuciosamente.
Escuchándole pude percibir, su ilusión, entusiasmo y respeto, añadido a la prudencia con la que se dirigió a mí. Tuve la sensación de que su motivación no iba más allá del afán de experimentación y la necesidad de crear algo, sin más ambición que la satisfacción personal y el deseo de agradar a los demás proponiendo un juego. Sin estos elementos no le habría prestado el menor interés, ni a José Luis, ni a la obra de Durero, que ya había trabajado con ella.
Pocas personas saben, o se han fijado en los cuadros que tengo en la fotografía que resume la intervención que hicimos en el museo Thyssen “El día de mañana”. Una de las cosas que pedí ya que tenía muchas limitaciones técnicas a la hora de elegir la sala para trabajar, fue que me dejaran mover los cuadros que me interesaba retratar a la sala principal. Me dijeron que eso no podía hacerse por la dificultad y los riesgos que entrañaba, los protocolos de seguridad son muy estrictos pero accedieron a facilitar reproducciones en alta resolución de los cuadros para que pudiera colocarlos posteriormente, las obras eran importantes por eso elegí un museo para ese trabajo. Me gusta amalgamar todo, seleccioné cuadros en los que el autor fuera un referente en la historia del arte, en los que la obra trabaja sobre aspectos morales con una fuerte carga simbólica y como no podía ser de otra forma, uno de esos cuadros fue “Jesús entre los doctores”. Aunque apenas puede apreciarse, si se analiza con detenimiento se ve la obra mencionada, está en la pared que queda en el fondo con el número 28 a la derecha de la composición, detrás del grupo de personas de negro que miran hacia la ventana.
Estos aspectos que acabo de describir antes de desviarme con la aclaración del trabajo de “El día de Mañana”, me gustan, los considero la base y casi siempre forman parte de mis trabajos. Aunque normalmente parto de mi propia subjetividad a la hora de empezar un proyecto, vi interesante ayudarme de la pasión de José Luis para crear, es más, pienso que hubiera sido mezquino por mi parte haberla desperdiciado. Los sentimientos que percibí pertenecen al grupo de los que denomino puros y entendí que podían servir perfectamente para crear algo bello. Así que le dije que me interesaba el proyecto y que haríamos la foto. No pusimos fecha y ahí quedó la cosa.
Meses después cuando a través de la artista Irene Cruz conocí a Mila de “Arte a un click”, me propuso participar en Jääl Photo barajando la posibilidad de intervenir en la habitación. ¡Había llegado el momento!, los dos proyectos encajaban y se complementaban a la perfección.
Uno de los componentes más importantes en mi trabajo es la colectividad y a las relaciones interpersonales. Son la base de la sociedad y lo utilizó para crear. Utilicé las sinergias que me circundaron poniendo mi entorno social en contacto y activándolo para llevar a cabo el proyecto, usé como pretexto el estímulo inicial de José Luis y sus ganas de re-visitar “Jesús entre los doctores” de Durero.
En líneas generales así fue cómo surgió la idea.
¿qué te llama la atención de esta obra?
Después de haber tenido que dedicarle tanta atención hay varios puntos que me llaman la atención.
Me interesa de una obra de arte las personas que las hicieron, cuáles fueron sus motivaciones, su contexto y cómo a través de ellas la obra resultante consigue plasmar el interior del artista e influir en los demás. Las obras de arte que me dejan ver eso son las que más me gustan.
Sigo opinando que el papel del autor es imprescindible en la obra de arte. Se ha mitificado mucho exagerando en algunos casos su valor, debe ser que todavía seguimos necesitando a los héroes y a los dioses. La posición del autor en la jerarquía de la obra merece una revisión profunda, pero no que desaparezca. Son interesantes las obras de arte que enfatizan el hecho de que todos somos susceptibles de ser autores y son una ayuda para ser conscientes de las ventajas y responsabilidades que ello ofrece a nivel vital. Por este razonamiento las obras que anulan en exceso al autor, me parece que pierden una parte importante.
Creo que Durero a través de este trabajo lanzó una fuerte crítica a una o a varias personas y me llaman mucho la atención los elementos que utilizó para ello.
A nivel compositivo me inquietaba la numerología. Son 7 personajes, en una de las inscripciones alude a que tardó 5 días en concluir la obra y los dos son números con una fuerte carga simbólica dentro de la la tradición judeo-cristiana. No están elegidos por casualidad o necesidad de la composición. El famoso juego de manos que ocupa el centro de la obra no deja indiferente pero no creo que el hecho de que ocupe ese lugar de la composición sea lo verdaderamente importante me parece más una necesidad técnica al componer por tercios y querer que Jesús sea el hilo conductor. Es lógico que lo colocara en el centro y que las manos ocupen el centro del quinto cuadrante, así como que empezara el dibujo por ellas, van a marcar el resto de las proporciones. Sin embargo lo destacable no es tanto la posición que ocupan como la forma que tienen. Yo las miraba repetidamente y pensaba. “ ¡qué manos más feas!, ¡qué forzadas y desproporcionadas.! “. ¿Por qué?. Parece que descaradamente está simulando un cuadrado, además lo refuerza cromáticamente con el resto de elementos. ¿Podrían ser las manos que simbolizan la capacidad de construir de los seres humanos formando un cuadrado: alegoría de la creación en la tierra?. Además todos los personajes menos Jesús y otro, son bien feos. Por aquel entonces el uso del feísmo sobre todo en la tradición pictórica del norte de Europa, estaba asociado con la maldad. Las manos creadoras en la tierra, como elemento principal del primer pasaje bíblico donde aparece Jesús dando lecciones a los sabios y Durero pintó a los sabios con una fealdad bien evidente. Parece que estamos ante una severa lección. Otro elemento que me llama mucho la atención es que todos son feos menos uno, que lo observa con gesto complaciente, casualmente el único que tiene el libro cerrado. Del libro sale el pedazo de papel con la firma de Durero. Como curiosidad señalar que la firma había sido tapada, siglos más tarde durante una restauración la descubrieron, alguien se había esforzado en ocultar su autoría. El resto de personajes están dispuestos como queriendo rebatir lo que ya está escrito. La propia naturaleza del carácter divino se desvela de forma natural siendo observado con detenimiento y aptitud. Otro elemento curioso es el anciano con el que compone las manos, el más feo de todos, su gesto es benévolo, da la impresión de encontrarse en éxtasis al poder compartir con Jesús la sabiduría de la Creación.
Cronológica y geográficamente se aportan más datos que concuerdan con una posible discordancia entre su lugar de residencia y el de trabajo. La obra fue pintada en Venecia a principios del cinquecento, en pleno apogeo del renacimiento italiano, con la iglesia de Roma fuerte, dictando las normas estilísticas, Durero procedente del Norte de Europa, era simpatizante de Erasmo de Rotterdam y Lutero. Con la reforma protestante avanzando y su consiguiente repercusión en las artes por medio de las ideas del movimiento religioso reformista de la” Devotio Moderna”, la situación era compleja.
Mi impresión es que algún sector de la sociedad Veneciana estaba atacando su trabajo de forma que utilizó esta obra para defenderse de las críticas. Sea como sea, lo hizo magistralmente. Una auténtica lección.
© Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid
La fotografía se realizó en un lugar bastante distinto al que estás acostumbrado ¿qué medios técnicos utilizaste?
La verdad es que he perdido la costumbre de trabajar en ningún sitio, trabajo donde sea necesario. Una cosa sí tengo clara: intentar obtener lo mejor de cada espacio. A nivel técnico es todo muy sencillo dado que los presupuestos que tengo para producción son muy modestos: una cámara digital antigua, pero de buena calidad, con su trípode y dos autopol. En el equipo de iluminación utilizamos fluorescentes y esticos para modelar la luz.
Los “modelos” que posaron fueron los propios visitantes de la feria ¿qué supuso para ti trabajar con gente inexperta en esas lides?
Hace ya mucho tiempo que no trabajo con modelos profesionales, en todas mis producciones hay familiares, amigos, amigos de amigos, gente que ni siquiera conozco o acabo de conocer. Está claro que entraña complicaciones pero también es uno de los aspectos importantes a nivel conceptual que le aporta más valor al trabajo.
En este ejemplo en concreto, al formar parte del proyecto Natura que se desarrollaba en las instalaciones de Jääl Photo, si era importante el hecho de que los participantes, o parte de ellos, fueran visitantes de la feria con el deseo de participar. Realmente casi siempre trabajo con desconocidos. Es difícil, no te voy a decir que no, pero tengo una metodología de trabajo que ha funcionando muy bien hasta el momento.
El verdadero reto es conseguir personas de lo más heterogéneo, sin importar su condición, etnia, sexo, nacionalidad, edad o estatus social y se relajen, se abran, se hagan cómplices entre ellos y se impliquen en un proyecto común.
Es muy bonito ver cómo van integrándose y se vuelven cómplices. Para ello soy muy prudente, respetuoso, tranquilo, etc. Antes me salía de forma espontánea, pero cada vez me enfoco más en ello e investigo de forma más consciente y con más experimentación, lo denomino patrones estéticos. Para mí es en este punto donde reside gran parte de la obra de arte y donde a nivel conceptual podrían entrar en juego algunos aspectos muy interesantes de la teoría estética de Kant , en concreto el trabajo “La obra de arte según el gusto, la belleza natural”. Como decía Greenberg, todo lo relacionado con los seres humanos forma parte de la naturaleza. Las interacciones que realizamos no tienen un fin en sí, más allá de la propia obra de arte, el arte por el arte. Lo interesante es que tampoco se bloquean actividades paralelas de otra índole que puedan generarse a través de ésta. No es un proceso aislado (policontextualidad). La experiencia estética y de belleza así practicada es muy enriquecedora.